23 enero 2021
Un disco blando
El mundo está lleno de leyes; algunas de ellas se cumplen siempre, otras se las salta la gente y otras se cumplen a veces. En mi caso, la semana pasada sufrí una de las más molestas: la ley de Murphy. Concretamente, necesitaba formatear el ordenador por una serie de cuestiones, y pasé mis archivos a un disco duro externo. Cuando el ordenador terminó de formatearse, comencé a copiar de nuevo los datos de mi disco duro externo a mi ordenador. No los migré todos el mismo día, sino que primero pasé solo los básicos. Pero, ¿qué es lo peor que puede ocurrir cuando todo lo importante está en tu disco duro externo? Exacto, que se rompa el disco duro externo. Y eso mismo sucedió. A la tarde siguiente, tras conectar de nuevo el disco duro externo al ordenador, los archivos se volvieron inaccesibles y no podían copiarse o ser abiertos.
Por suerte, existen unos nidos de ángeles de la guarda llamados "tiendas de informática".
Después de unos días de incertidumbre, recibí una llamada diciéndome que habían podido recuperar mis archivos. Y por suerte, ya los tengo todos de vuelta y, por supuesto, tengo un disco duro externo nuevo.
Eso sí, ni el tráiler ni el libro peligraron en ningún momento (y menos mal). Aunque no por ello el disco duro era menos importante.
Ahora que este incendio se ha apagado, continúan los proyectos a la velocidad de siempre.
Gracias por estar aquí; y ojalá nos leamos pronto entre líneas.
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